Heriberto
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Cover 15

Feb 07, 2022

Heriberto Duarte

La felicidad costaba quince pesos.
Yo traía veinte y tú diez
y le brincamos a girar bajo las luces de la discomóvil
bajo el estruendo sabor a furia
de las cumbionas eternas. 

Te conocí de barbas en un juego de pelota
en la sombra de un mezquite veías jugar a tus primos
con la boca embarradita de mango con chile.
Te vi reír y me acerqué con mi torpeza 
como carta de presentación.
Supiste que significaba mi primer silencio
y tu mano sobre mi rodilla me dio permiso de volver a verte. 

Pedí prestados diez bolas más,
cuando te dio sed de tanto dar vueltas conmigo.
En el camino a conseguirte un chorrito de agua embotellada,
a un buen amigo le arrebaté un trago de su cerveza 
y me dijo que agarrara una de una bolsa donde había veinte más
llenas de hielo y de salitre.
Así son, los ángeles de la guarda. 

Volví a tu lado y dividimos a la mitad nuestras bebidas.
Dividimos a la mitad el tiempo para seguir bailando juntos,
para besarnos detrás de las súper bocinas de la discomóvil
con la boca ahora, empapada de prisa.

El sol nos pegó en la cara por arriba de la huerta.
En mi segundo silencio no nos queríamos soltar
pero era demasiado temprano y debías volver a casa. 

Doblé turno toda la semana en una nueva chamba
que me había conseguido mi compa Chéntali
cortando papas en chinga,
para invitarte un hot dog el sabadito.
Para verte comer de nuevo,
con la boca embarradita de catsup y mayonesa. 

Te busqué en las escasas calles de este pueblito de tierra 
y me mintieron tus primos peloteros.
Que te fuiste.
Que ni te despediste de ellos.
Que no me dejaste ni un saludo,
ni un madrazo
ni un rosario
ni agua va.

Y mi tío chingue y chingue
nomás se empeda,
pone a todo volumen al pinchi Marco Antonio Solís
y la pinchi canción que dice: Te me desapareciste…
Pienso en todas tus miradas
y que no veré de nuevo en tus ojos
todas las luces reflejadas de la discomóvil.

Conseguí unas monedas para entrar media hora al cibercafé.
Un vato del pueblo me dijo
que hay unos videos bien chilos
de unos cholos que rapean.

Busqué en las teclas tu nombre.
Lo encontré en la bandeja de entrada de mi hotmail.
Escribiste antes de irte,
desde ahí te despediste.
Me explicaste un poco que tenías una tía en Mexicali,
que tú tampoco sabías bien,
pero que era urgente irse por los huevotes de tu papá
y que nunca ibas a olvidarme.
Me dibujaste una flor en ese correo
y me escribiste cómo posdata
que cada vez que sonara el Súper grupo de lujo: La Concentración
ibas a pensar en mis pasos 
en nuestros pasos girando complicándonos el alma.

Mi tercer silencio lo rompe una cumbia,
y espero siempre tus ojos,
abotagados de sol sobre la huerta.

#CorazónDeCumbia

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