Ya estoy cumpliendo dos años desde que empecé a aproximarme a mi cuerpo de una manera diferente a través de la fotografía. En principio fue un juego, una manera de reconciliarme con la mirada que el confinamiento de la pandemia me obligaba a voltear a mi misma. Hubo mucho de intuición, de diálogo interno, de altos y bajos, y de aprendizaje sobre cómo me percibía y me iba transitando.
Ya había pasado por mi formación inicial en fotografía terapéutica y entendía del poder del autorretrato como una de las 5 aproximaciones para el autoconocimiento a través de la imagen. Esa en la que somos protagonistas, y en la que somos capaces de plasmar emociones, percepciones, inquietudes, posturas y pensamientos. Así fue como ese trabajo fue madurando y haciéndose más profundo, llevándome a nuevas preguntas y respuestas sobre mi misma. Es un camino que no termina nunca, que lo voy disfrutando y que cada vez se me hace más interesante.
Seguí investigando. Hay información amplísima sobre el trabajo con el cuerpo proveniente del campo de la expresión corporal, la expresión dramática, el psicoanálisis, la psicología, la antropología, pero poco se habla del trabajo con el cuerpo y su aplicación en la fotografía terapéutica e introspectiva. Una de las cosas que descubrí, fue la diferencia entre la imagen del cuerpo y el esquema corporal, cómo distinguirlos y mirarlos, fotográficamente.
El esquema corporal, especifica a la persona en cuanto a representante de la especie, sin importar el lugar, la época o las condicione en las que vive. Es lo que vemos y tocamos, las maneras en las que integras las partes de ese cuerpo donde reside el ser, y la comprensión que tienes de él en el espacio que te rodea. Tiene que ver más con la motricidad, con lo que haces con tu cuerpo en el espacio. Por ejemplo, mi esquema corporal me permite bailar, y creo que no hago el ridículo, pero alguien que cultive esta práctica profesionalmente puede hacerlo de manera más refinada y ágil; en cambio, para hacer running (correr), mi esquema corporal está mejor preparado que el de una persona que no hace esa actividad como un deporte, porque lo he entrenado.
La imagen del cuerpo es la síntesis viva de nuestras experiencias emocionales interhumanas, vividas repetidamente a través de muchas sensaciones erógenas, algunas arcaicas y otras más actuales. La imagen del cuerpo es cada momento de memoria inconsciente de toda nuestra vivencia relacional, y al mismo tiempo está viva y se actualiza constantemente. Es la percepción que tenemos de nuestro cuerpo, pero desde la subjetividad, desde el amor o desamor que nos tenemos, y que viene influenciado por la otredad. Esta imagen no siempre coincide con cómo los demás ven nuestro cuerpo.
El esquema corporal es nuestro cuerpo en tres dimensiones físicas, se estructura mediante el aprendizaje y la experiencia (aprendemos a caminar, hablar, escribir, hacer algún deporte, o evitamos riesgos corporales basados en la experiencia). La imagen del cuerpo se estructura mediante la comunicación entre las personas, y la huella, día tras día memorizada, del gozar frustrado, coartado o prohibido de nuestro cuerpo, o por el contrario del gozar que se abraza, se disfruta y se permite.
El esquema corporal puede ser inconsciente, pre consciente o consciente, mientras que la imagen corporal es 100% inconsciente, y recoge una cantidad increíble de pre concepciones y definiciones muy personales que no necesariamente nos pertenecen del todo.
El cuerpo es entonces la puerta a nuestras emociones, de una memoria que está allí pero no somos conscientes de ella hasta que ocurre un evento que nos hace desencadenar inquietudes o preguntas, que, bien canalizadas nos harán conocernos mejor. El evento que yo abracé fue la fotografía.
Haciéndolo han salido todas mis frustraciones, al principio me parecía difícil pero al mirar el resultado, sentí que estaba haciendo un trabajo importante para mí, para nadie más, y que debía continuar desarrollándolo.También sentí la necesidad de compartirlo, enseñarlo e invitar a otras personas a transitar, más que técnicas y formas de expresión, el uso del cuerpo en todas sus facetas, para revivir sensaciones y sentimientos que solo son explicables si los has vivido, para rescatar esa memoria, ver qué hay en ella, y entender qué nos ayuda y qué no tanto en este mundo donde "poner el cuerpo" es una de las cosas que más nos cuesta.
Todo el mundo lo puede hacer, no se necesita una habilidad artística especial o creatividad innata para realizar fotografías que nos permitan vivir este proceso. Definitivamente esto NO es un requisito. Lo único que se requiere es dejarse guiar y confiar en el proceso, tener una disposición abierta a descubrir y conocerse.
Si quieres emprender este viaje, te dejo en este link más información ¡Gracias por leer!