No sé realmente si el mundo se creó a base de palabras, pero sí sé que cuando logramos apresar un evento en ellas logramos poseerlo, para bien o para mal.
Hay dos vertientes de este asunto que me interesa particularmente exponer:
1. Las palabras como representaciones de realidades.
2. Las preguntas que nos guían hacía la resolución de situaciones.
Las palabras que elegimos para referirnos a nosotros mismos y lo que nos rodea moldea en gran medida la actitud con la que vivimos.
No es lo mismo decir: "estoy en un mal momento" a "las cosas malas siempre me pasan a mí".
Así mismo, la actitud, dicen las disciplinas sociales, es absolutamente relevante en la consecución de objetivos.
De esto tratan muchos autores e investigadores que se dan a la tarea de discernir las diferencias entre personas que se sobreponen a situaciones adversas y personas que se rinden.
La segunda premisa es el poder que adquieren las palabras cuándo se transforman en interrogantes de reflexión.
Hay una forma muy fácil de salir de nuestra zona de confort y es haciéndonos preguntas incómodas.
Es mucho más sencillo si esas preguntas incómodas las hace un tercero, es decir, un terapeuta que mediante su guía nos haga ver hacia dentro de nosotros para encontrar respuesta.
A veces, las respuestas siempre han estado allí, dentro de nosotros, escondidas en el lugar más seguro del mundo: nuestro interior.
Hay un tercer recurso que podemos desvelar con las palabras y es nuestro diálogo interno, pero eso es un post completo en sí mismo, porque hablar de mindset es hablar del software que nos mueve.
Más adelante, sin duda alguna, voy a tratar el journaling como recurso de autoconocimiento, para poder ir viendo cómo es esto de poder poseer la realidad a través de las palabras.