Que no te lastime no significa que sea sano

Nos han enseñado a cortar relaciones y conductas desde el dolor: Si te pega, si te daña, si te molesta, entonces huye.
Si te desgasta entonces huye.
Si pasa tus límites entonces huye.

Pero olvidamos que en la vida hay cosas, situaciones y personas que no necesariamente nos dañan o lastiman, que no llegan al límite, no pegan, molestan, desgastan, pero algo sucede. Hay una corazonada, algo que no sienta bien, una sensación, un pensamiento difícil de reconocer. Se queda clavado en tu cabeza con miles de preguntas sin respuesta o que la respuesta es una pregunta que te acerca más a un origen que se desdibuja cada vez y con más frecuencia.

Y entonces nos la pasamos bien y olvidamos o mitigamos esa corazonada. Pero cuando volvemos a la racionalidad, entonces todo el proceso empieza de nuevo. Y entonces ponemos en una balanza "lo bueno" y "lo malo" pero nos cuesta enunciarlo, vemos cosas buenas de inmediato pero ¿Qué es lo malo? ¿Porqué si no hay nada "malo" se siente extraño? Sabemos que las cosas no están precisamente bien, pero tampoco están necesariamente mal. ¿y qué hacemos con eso?

Esperamos.
Esperamos que salga bien, pero parece no moverse a ningún lado. Parece no transformarse ni modificarse. Parece quedar estático en esa sensación como un freno eterno.

Hace mucho tiempo (4 o 5 años más o menos) conocí a una chica preciosa en todo sentido, me acompañó en momentos bien difíciles y complicados, estuve para ella en los mismos. Nos tomamos mucho aprecio y cariño. Crecimos en momentos bien particulares gracias a la otra, nos enseñamos cosas nuevas y nos revelamos cosas del mundo bien bonitas. Pero siempre que estábamos juntas algo sucedía en el mundo. Algo que aparentemente no tenía que ver con la otra, pero esas cosas estaban allí. Siempre pasaban. Cuando llegábamos cada una a casa, ella tenía justo ese día problemas súper fuertes en su casa. Yo me peleaba hasta el amanecer con personas importantes. Teníamos problemas en con/en el trabajo. Se descomponía su coche. Yo perdía dinero. Algo. Después de un tiempo, las cosas empezaron a tornarse raras: hablar con la otra nos daba miedo porque sabíamos que algo iba a pasar. Dejamos de frecuentarnos. A penas hablábamos.

Descubrimos que no nos habían pasado de nuevo esas cosas rarísimas que "coincidían" con que nos viéramos. Que la única cosa en común que tenían esos eventos era que estábamos juntas. Además, había cosas de las que no habíamos visto de entrada, pero igual pasaban frente a nosotras, como que al dejar de vernos empezamos a dormir mejor, nuestra alimentación cambió y hasta nuestro estado de ánimo: nos dimos cuenta en ese momento que cuando estábamos juntas nos apoyamos en nuestros momentos tristes, pero al acompañarnos lejos de ayudarnos a salir, nos acomodábamos en ese lugar y comíamos horrible, nos desvelábamos al vacío, dejamos de pensar en muchas cosas que eran trascendentes e importantes en nuestro día a día. Nos invertíamos tanto que cada vez nos cansábamos más. Intentábamos levantar a la otra y en eso se nos iba la mitad de lo que teníamos para nosotras.

Ella no es una mala persona. Yo sí, a veces, pero no en específico con ella. Nunca tuvimos dobles intenciones. Jamás pensamos en lastimarnos. Nuestra relación era bien sorora y transparente. Hablábamos todo el tiempo con la verdad, frontales, aunque doliera. Nos enseñamos cosas y sin embargo todo eso no la hacía nuestra convivencia necesariamente 'buena' No dependía de lo que deseábamos para la otra o de lo que sentíamos por la otra.

Esta es la lección más grande que me dejó el conocerla:
Que no nos dañe, no significa que sea sano.