24 de marzo. Para los argentinos, un día en el que supuestamente deberíamos reflexionar. El día en el que los militares derrocaron a un gobierno democrático.
Sin embargo, cuando hablamos de educación primaria en Argentina, esta fecha deja de ser un hecho histórico que debemos recordar para transformarse en un acto político-partidario del peronismo. O del Frente de Todos. O de “La Cámpora”. O de los tres juntos. Excepto del resto de los argentinos.
El 24 de marzo es el día de la “Memoria por la verdad y la justicia”. Pero no cualquier memoria, cualquier verdad y cualquier justiciar. Es la “memoria kirchnerista” que construyeron, lo que comúnmente se llama “relato”; es la “verdad kirchnerista” (no la de los libros de historia) y es la “justicia kirchnerista” (no la justicia real e imparcial argentina).
Todo esto lo digo aunque mi intención sea escribir solamente de educación porque en nuestras escuelas, los chicos son adoctrinados con la postura kirchnerista de la historia. Para los kirchneristas, Alfonsín no existió. El juicio a las Juntas no existió. Sin embargo, para los historiadores y para gran parte del mundo democrático, el juicio a las Juntas llevado a cabo por el gobierno de Alfonsín es un ejemplo mundial del derecho internacional. Es un ejemplo de cómo deben ser juzgados los genocidas. Sólo comparado con los juicios de Nuremberg, Alfonsín apoyó, a pesar de las presiones y del poder que todavía mantenían y ostentaban los militares, el histórico juicio llevado a cabo por los jueces Jorge Torlasco, Ricardo Gil Lavedra, León Carlos Arslanián, Jorge Valerga Araoz, Guillermo Ledesma y Andrés J. D’Alessio. El fiscal fue Julio César Strassera, con quien colaboró el fiscal adjunto Luis Gabriel Moreno Ocampo, quienes utilizaron como base probatoria el informe Nunca más realizado por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). La CONADEP, que estaba presidida por el escritor Ernesto Sábato e integrada por Graciela Fernández Meijide, Magdalena Ruiz Guiñazú, René Favaloro y el monseñor Jaime de Nevares. Para los kirchneristas, nada de esto existió. Todo empezó, se desarrolló y terminó entre 2003 y 2007, cuando Kirchner simuló un juicio a militares que ya tenían 100 años, estaban muertos o no tenían rango de importancia. Nada. Papel picado y globos para la gilada.
TODO ESTO NO SE ENSEÑA EN LA ESCUELA PRIMARIA. La visión absolutamente sesgada de la historia en versión kirchnerista hizo, entre otras cosas, que se apropien de la frase que pronunció el enorme fiscal Strassera durante su alegato final: “Nunca más”. Los kirchneristas se la adueñaron y, junto a ellos, generaciones enteras de personas que no vivieron esa época ni se preocuparon en leer acerca de lo sucedido, repiten como loros ciegos y sordos esa mítica frase de Strassera, acuñándola, sin dar el crédito correspondiente. Es más, el kirchnerismo se negó sistemáticamente a darle al fiscal Strassera el lugar y reconocimiento que su enorme tarea merecía. Ni siquiera fueron capaces de reconocerle algo de mérito una vez muerto.
Nunca más. La frase del fiscal Strassera, robada para beneficio del gobierno.
Los chicos aprenden que, el 24 de marzo de 1976, los militares se levantaron con el pie izquierdo y decidieron tomar el poder. Y que durante los 7 años en los que estuvieron en el poder, mataron a 30000 personas porque los militares eran malos y no querían a la gente que “luchaba” por sus derechos. En resumen, eso es lo que aprende un chico durante la escuela primaria. Y durante los 6 o 7 años de educación primaria, ven eso. Les “martillan” esas verdades kirchneristas durante tanto tiempo que los chicos terminan por crecer con esa versión de la historia como la única verdad, y con los kirchneristas como los reyes salvadores de la Nación.
En la educación primaria en Argentina nunca se dice, enseña ni explica que nunca fueron 30000 los muertos/desaparecidos, sino un poco menos de 8000. 7954 para ser exactos. La cifra de 30000 fue el divague místico de un guerrillero durante su exilio en Amsterdam.
Tampoco se habla de la guerrilla. En el Diseño Curricular se habla de dictaduras. Pero no se habla de Montoneros, la AAA, la JP o el ERP.
Se habla de las torturas de los militares, pero no de las torturas de los guerrilleros. Se habla de los asesinatos de los militares, pero no de los asesinatos, fusilamientos y atentados de los guerrilleros, como la bomba que pusieron en el edificio central del Departamento de Policía, que dejó 23 muertos y que, al terrorista le valió que le pongan su nombre a una estación del subte. Se habla de los hijos y nietos apropiados, pero no se dice que sus padres, madres y abuelas (las que usan el pañuelito blanco), eran terroristas. Se habla de los hijos muertos, pero sólo de los hijos de terroristas muertos. Los hijos de militares y personal de seguridad que fueron asesinados parecen no importar. Esos chicos, según el kirchnerismo, no tenían derechos. Eran chicos de segunda categoría.
Esto es lo que enseña nuestra escuela primaria. Es importante saberlo. Después nos preguntamos por qué el peronismo sigue sacando la cantidad de votos que saca, pero en las ultimas elecciones votaron chicos de 16/17 años que nacieron durante el primer gobierno kirchnerista y que hicieron gran parte de su escolarización durante las diferentes vertientes de este gobierno. Son generaciones enteras de futuros votantes que crecen dentro de una jaula de desinformación. Lo que es peor es que, de todos los chicos, algunos serán docentes y seguirán perpetuando esta cadena interminable de desinformación.
Si se enseña la historia, se tiene que enseñar con todos los matices, no con los que les conviene al gobierno de turno.
Desde mi punto de vista, el mayor legado, la mayor victoria del kirchnerismo es haber logrado este sesgo informativo/educativo. Hacerle creer a la mitad de la población de Argentina que ellos fueron, son y serán, los únicos salvadores. Los únicos que pueden manejar este país. Es, por lejos, su mayor logro.