Esta frase tiene mucho sentido porque llama al balance de las cosas.
Creo que ser sabio es saber tener balance entre estos extremos, saber cuándo hay que ser amable en exceso y cuando contener la ira para que no se desborde ni termine en tragedia.
Por experiencia propia puedo entender ambas situaciones, he sido amable en exceso y también he excedido en la ira, ambos extremos nunca han terminado bien. Siendo demasiado amable, la gente por naturaleza tiende a perder el respeto, puede ser porque cuando se es muy amable se tiende a dar por hecho y se pierde el valor, al igual que las cosas gratis son gratis porque su valor es poco o nada.
En cambio, el exceso de ira también puede provocar miedo, muchas cosas negativas y muy peligrosas, yo he excedido en la ira muchas veces y eso ha llevado mi vida entera en direcciones donde he tenido que aprender por la experiencia y con mucho dolor.
Entonces podemos estar de acuerdo que lo mejor para la vida del hombre y de sociedades enteras, es aspirar a un balance, entre lo malo y lo bueno, ni mucho ni muy poco, así como decía el rey Salomón. Otra vez llegamos al punto donde nos damos cuenta de que el balance es a lo que todas las corrientes filosóficas aspiran, a ese punto donde uno puede controlarse (ser dueño de uno mismo) y fluir en el cosmos en concordancia con la naturaleza.
Una forma de explicar esta aspiración seria con proporción áurea (proporción divina o el número phi) que se encuentra presente en toda la creación, el balance perfecto que da belleza absoluta. Pues en la vida uno debe aspirar a esa proporción áurea donde un hombre vive su vida de tal manera que no experimentará extrema pobreza ni desatara la envidia de otros hombres en los tiempos de bonanza.
Entonces podemos hoy con certeza (no absoluta) aspirar al balance en todas las cosas a las que dedicamos nuestro tiempo.
Muchas gracias por pasar