EJERCÍCIO (parte 1)

EJERCÍCIO (parte 1)

Feb 05, 2021

Carol es una chica morena, 1.80 cms, bien dotada de senos y trasero aunque vestía siempre de jeans poco ajustados y playeras holgadas la mayor parte del tiempo, su cabellera larga y castaña estaba siempre amarrada en forma de bola sobre su cabeza, usaba poco maquillaje, unos lentes de pasta cuadrados fiushas y muchas pulseras. Se acababa de inscribir al gym por primera vez, su amigo Luis la había convencido después de mucho insistir, tenía un poco de miedo y pena pero le interesaba tener un cuerpo de modelo como muchas de sus compañeras de trabajo.

Carol vestía una playera negra holgada que la cubría hasta la mitad de su trasero sobre un pantalón deportivo ajustado negro con vistas laterales en color fiusha y tenis a juego. Llego directo con la recepcionista para saber qué hacer, Daisy decía su playera azul marino del gym, una chica blanca con el cabello rosa amarrado en una pequeña cola de caballo.

- Disculpa, es mi primer día aquí, yo ...

- ¡Hola amiga!, No te preocupes, en un momento vendrá uno de nuestros entrenadores y te ayudará en lo que necesites, puedes sentarte en esa banca en lo que regresa - respondió Daisy mientras con su mano señalaba una banca al otro lado del mostrador.

Carol se sentía aún más nerviosa esperando sentada en la banca mientras veía gente entrar y pasar directamente a las máquinas a realizar sus ejercicios, cuando un hombre alto de más de 1.90, con una playera que apenas le entraba en los musculosos brazos y un pants negro que marcaba su trasero redondo y duro donde Carol centro su mirada sin ver más.

- Tomás, estás libre ¿Verdad? - preguntó Daisy con una voz chillona.

- Claro linda, ¿qué se te ofrece? - una fuerte y varonil voz provenía de Tomás.

- Tenemos una chica nueva, necesitará tú ayuda, pórtate bien - pidió Daisy en un tono de voz bastante autoritario al final.

Carol seguía pérdida en la imagen de ese duro trasero que estaba justo frente a ella, cuando él se giró para ver a su nueva clienta, entonces Carol vio el rostro del dueño del trasero hipnótico, un moreno claro de cejas gruesas, con un pequeño fleco al centro de su cabello obscuro y ondulado, ojos color miel, sonrisa perfecta con un pequeño hoyuelo en su mejilla izquierda, ahora Carol estaba más nerviosa que al principio pero trago saliva y fingió estar enojada por la espera de 5 minutos.

- Hola, me llamo Tomás, disculpa mucho la espera, ¿Cuál es tú nombre? – cuestionó Tomás.

- Hola, Carol - el agarre fuerte de Tomás estremeció a Carol mientras se estrechaban las manos.

- ¿Qué es lo que quieres trabajar? - preguntó Tomás con una gran sonrisa.

- solo, amm quisiera, ammm vengo ...

- ¿Es tu primera vez en un gimnasio? – interrogó Tomás sin dejar de sonreír pero con una mirada distinta.

- Si - contesto Carol mientras bajaba la mirada con vergüenza.

- No te preocupes, empezaremos con algo sencillo, aquí estoy para ayudarte en todo lo que necesites – declaró Tomás al empezar a caminar hacia las zona de maquinas.

El gym era una bodega enorme de 2 plantas y ella intentaba ver a todos lados para no centrar su mirada en ese lindo trasero hipnotizante frente a ella, el lugar estaba bastante lleno de hombres y mujeres ejercitando en diferentes máquinas, había otros instructores en el lugar, todos los que vio Carol eran chicos de distintas edades, ninguno tan alto como Tomás pero con cuerpos igualmente trabajados, por estar viendo a un chico muy guapo haciendo flexiones ella no vio una cuerda fijada al piso, tropezando y cayendo sobre la espalda de Tomás, quién se giró tan rápido como pudo para evitar que ella cayera al piso.

- ¿Estás bien? Discúlpame debí avisarte de la cuerda - dijo Tomás con una cara de preocupación mientras la tomaba del brazo.

- yo, yo, lo siento - Carol sentía los fuertes brazos de él, su rostro cercano y el aroma de la loción de Tomás nublaban su mente mientras intentaba ponerse de pie, sonrojándose de vergüenza por todo lo que venía a su mente.

- Debemos tener mucho cuidado con esas cuerdas, podrías lastimarte – recomendó Tomás mientras con su mano apuntaba todas las cuerdas que fijaban algunos aparatos al piso.

Carol termino de ponerse en pie gracias a Tomás y continuaron caminando ahora con la mirada al piso ya que muchos se le quedaron viendo después de su tropiezo.

- Bien, primero haremos un poco de calentamiento, así que te daré estás pesas y me harás unas repeticiones así - Tomás tenía unas pesas de 5 kilos en cada mano y le mostraba como hacer correctamente el ejercicio frente a un espejo cuya parte inferior estaba lleno de varias pesas de distintos tamaños bien ordenadas, aunque Carol estaba embobada viendo como los musculosos brazos de Tomás se hinchaban una y otra vez.

- Ahora tú - indicó Tomás mientras le daba las pesas en la mano, Carol intento repetir el movimiento como él, pero subía los brazos más rápido.

- Espera, es lento, con cuidado - Tomás la veía seriamente.

Carol lo hizo más lento a lo que Tomás volvió a sonreír afirmando con su cabeza. Ella hizo todas las series de repeticiones con él a su lado mirándola a su costado, intentando concentrarse solamente en hacer el ejercicio correctamente hasta acabar.

- Ahora haremos un poco de cardio – encaminó Tomás llevándola a una escaladora en el área superior.

- ¿Qué tiempo estaré aquí? - preguntó Carol preocupada.

- 10 minutos te haré una rutina que abarque todo en una hora ¿Te parece bien? – dudó Tomás.

- ok - acepto Carol, mientras se subía a la escaladora con ayuda de él.

- ¡¡Tomás!! mi vida ¿Dónde estabas escondido? - Grito una mujer al otro lado del gym. Carol y Tomás voltearon a la vez hacia donde se escuchó la voz mientras Carol terminaba de acomodarse en el aparato.

- Mi cielo ¿por qué no me has querido saludar hoy? – hablaba una mujer rubia de 1.60 con piel anaranjada, top blanco y shorts a juego caminaba acercándose a Tomás ante la mirada de las otras personas ejercitando.

- No sabía que ya habías llegado Linda - declaró Tomás mientras tecleaba la computadora de la escaladora.

- ¡Ven y dame amor! – exigió la mujer extendiendo sus brazos mientras Carol comenzaba a moverse en la escaladora, notaba el rostro arrugado y super maquillado de esa mujer cuyo cuerpo marcado no parecía corresponderle. Tomás camino unos pasos sin alejarse mucho de Carol e inmediatamente abrazo a la mujer quien después lo besó en ambas mejillas en sonoros besos.

- Mi vida sabes que sin ti no viviría - expresó la mujer mostrando aún más arrugas en su rostro mientras sonreía viendo a Tomás de frente.

- No digas eso Linda, dile a Daisy que me avise - sugirió Tomás sonriendo.

- Ashhh esa te quiere para ella, la muy maldita - contestó la mujer mostrando aún más arrugas, Tomás lanzo una fuerte carcajada al escucharla decir eso.

- Dime, ¿Cuándo es tu próximo evento? - preguntó la mujer.

- Creo que hay uno el próximo mes, no estoy seguro, ¿Por qué? - interrogó Tomás.

- ¿Cómo por qué? Nunca me invitas, yo que te amo tanto y tú qué no me dejas verte - reclamó la mujer con una cara de lujuria y ojos brillantes.

La escaladora comenzó a pitar a lo que Tomás inmediatamente se acercó a picar la computadora y ofreció su mano a Carol para ayudarle a bajarse con cuidado.

- Hola chica, ¿Cómo te llamas? - cuestionó la mujer.

- Carol - Tomás miraba seriamente a la señora mientras Carol bajaba con cuidado y los miraba extrañada.

- Mira Carol, yo soy Linda, ese hombre será mío - anunció la mujer muy seria,

Tomás se puso entre ambas - Tranquila Linda, es su primer día, déjame trabajar en paz - pidió con una voz suave tomando a la mujer de sus manos con cuidado.

- está bien, pero que lo sepan todas !!Tomás es mío y de nadie más!! - grito a todo pulmón, haciendo que todos en el lugar voltearan a verla por curiosidad.

- cuando vengas pide por mí, aquí estaré al pendiente - se agachó Tomás y le dio un beso en cada mejilla y está de nuevo lo abrazó fuertemente.

Tomás se irguió, giro hacia Carol y sonriendo la llevo a realizar la siguiente actividad, Linda la miraba de arriba a abajo con un dejo de celos en los ojos, mientras Carol no sabía que pasaba ahí, decidió centrarse en el ejercicio, mientras Tomás optó por olvidarlo, le explicaba cada ejercicio para que servía y como realizarlo sin separarse de Carol, muchas otras chicas lo saludaban y abrazaban e igualmente veían a Carol con cierto celo como si fuera una rival más. Aun así Carol termino su primer día en el gym, se sentía bastante mojada y no solo de sudor, por la cercanía del tentador cuerpo de su entrenador o la de algún otro chico cercano nada mal. Luis su mejor amigo tenía razón, había muchos chicos guapos en el lugar y tal vez podría volver a tener una cita o quizás un novio sí continuaba ejercitando.

- las puertas a los costados de la escalera son las regaderas - guío Tomás a Carol cuando está terminaba su rutina.

- ¡oh!, yo vivo a unas cuadras, ¿ya me puedo ir? - pregunto Carol mientras secaba el sudor de su rostro con una toalla.

- Claro, aquí estaré mañana, pero solo hasta las 8 - contesto sonriendo Tomás.

- Si, gracias, hasta mañana – enfilaba Carol hacia la salida cuando Tomás ofreció su mano para estrecharla.

- Hasta mañana será – Tomás apretó firmemente su mano sin dejar de sonreír.

- ¡¡Tomás!!, ¿estás libre? - gritaba una chica sentada en un aparato que la tenía abierta de piernas a un costado de ellos.

- Claro – contesto Tomás soltando a Carol para dirigirse con la nueva clienta con su gran sonrisa.

Carol no deseaba soltar su mano, pero ya se había dado cuenta que tenía al instructor más deseado del lugar así que mejor se fue a casa a descansar un poco.

- ¿Cómo estuvo tú día? - preguntó Daisy al pasar Carol junto a ella.

- Bien - atinó a contestar Carol.

- Espero Tomás no haya sido muy rudo contigo - dijo Daisy levantando una ceja.

- estuvo bien, no te preocupes - respondió Carol intentando fingir una sonrisa.

- si quieres cambiar de instructor también se vale - exhortó Daisy un poco seria.

- de momento estoy bien con él, gracias - aseguró Carol un poco extrañada.

- Bonita tarde entonces, te esperamos mañana - la amplia sonrisa de Daisy se mostró de nuevo.

- Hasta mañana - replicó Carol mientras salía por la puerta.

Carol llegó a casa, vivía con sus padres, su hermano y su cuñada, se dio un baño para después llamar a su mejor amigo. Apenas marco el número y contestaron.

- Hola picarona, ¿cómo te fue hoy? - preguntó Luis.

- Hola Chiqui, bien, vengo llegando del gym – contesto Carol.

- muy bien, pronto estarás cogiendo como se merece - gritaba Luis.

- ¡eres un tonto!, fui a hacer ejercicio, no a buscar pito como tú – aclaro Carol.

- ¡Huy qué espantada!, si bien qué quieres, de seguro ya le echaste ojo a varios mendiga - dijo Luis riéndose.

- Yo soy toda una santa, tú qué eres una mala influencia - replicó Carol riéndose.

- Ya cuéntame ¿cómo te fue? con todos los detalles, tal vez me cambié de gym, aunque no sé si quiero dejar a Jimmy – opinó Luis pensativo.

- Es el gym de la bodega aquí cerca, tengo un instructor que se llama Tomás ... – explicó Carol.

- ¿Cómo está? ¿Se le ve el paquete?, ¡Ush ya se me hace agua la boca de pensarlo¡ - interrumpió Luis.

- ¡deja de pensar en pitos! no se le ve el paquete, es más alto que yo, tiene un lindo y hermoso trasero pero parece que es muy solicitado - contesto Carol.

- ¡Más alto!, ¡Dios mío!, de seguro un coqueto de primera, mmm mejor fíjate en otro cariño – aseguro Luis.

- no me pareció coqueto, fue siempre amable y cuidaba de mí, ellas ... – mencionó Carol.

- ¿cuidaba de ti?, no me digas que te salió lo torpe, tú siempre haciendo osos en la calle - cortó Luis de nuevo.

- Solo tropecé una vez, por ver mi alrededor ... – confeso Carol avergonzada.

- De seguro veías otro chico mendiga - reprimió Luis.

- ¿cómo sabes? - contesto riendo Carol.

- eres una golosa, bueno y cuéntame de Tomás entonces – pidió Luis.

- lo saludaron varias mujeres, todas lo abrazaban y me veían con odio, malditas locas, hubo una vieja que incluso grito que era de él, me sentí amenazada por la zanahoria esa – expresó Carol riendo.

- ¿Zanahoria? ¿por qué? – preguntaba Luis intrigado.

- La piel de esa mujer se veía anaranjada, tiene muy buen cuerpo pero el rostro feo, se ve viejísima, tan lindo que es Tomás, pobrecito - aseguro tiernamente Carol.

- mmmm esto huele a que ya se coció, tendré que dejar a Jimmy un mes para ayudarte - contesto Luis con una voz casi triste.

- No Luis, déjame ser yo, sabes que no estoy interesada en nada por el momento, quedamos que iría solo a ponerme buenota - rebatió muy seriamente Carol.

- ¡ashhh! está bien, te doy un mes, si no se te acerca nadie iré en tú rescate mendiga, ya tienes 3 años sin novio, tú madre y yo queremos nietos pronto – dijo Luis soltando una carcajada.

- Tonto, ya me voy a cenar, hablamos luego Chiqui, te quiero – Carol sonó un beso.

- Si me quisieras vendrías a verme o me invitarías a cenar, pero no aquí el pobre Chiqui está solito como dedo, sin un pan para comer – protestó Luis gimoteando.

- si te encanta comer camote, dile a uno de tus "amiguitos" que te lleve a cenar, siempre que te invitamos estás ocupado chupando pija – contestó Carol.

- Yo también te amo, salúdame a todos estúpida - trono un beso y colgó.

Carol bajo a cenar en familia para después estudiar un poco antes de dormir. Ella era oficinista en un banco, pero estudiaba cursos varios los fines de semana, ella pagaba las cuentas de casa ya que su padre se había jubilado por un accidente laboral y su madre era ama de casa, su hermano y cuñada apoyaban con un poco, pero el sostén económico principal era ella. Por eso cuando aviso que iría a ejercitar su familia se sentía feliz que hiciera algo que le ayudará a sacar todo ese estrés. Carol odiaba su trabajo, debía usar un traje azul marino con la falda a la rodilla, algo ajustada, una blusa verde limón con volados en el pecho, y zapatillas azules, se aburría horrores ahí, pero era el único trabajo que había conseguido cuando su padre tuvo el accidente, ya tenía unos años ahí y el pago era bastante decente en comparación a otros lugares, soñaba a ratos con tener una tienda propia, pero no imaginaba que vender, deseaba viajar por el mundo, montar a caballo o hacer cualquier cosa menos estar metida detrás de una computadora por 8 horas, está vez estaba en su momento de pensamientos cuando la imagen del trasero hipnótico llegó y la incómodo por un buen rato, el día se le fue muy rápido y cuando se dio cuenta ya estaba en el gym de nuevo, vistiendo una playera azul holgada más larga que la primera, sobre un pantalón deportivo ajustado azul marino y líneas amarillas cruzando sus piernas y sus tenis negros con fiusha.

- Buenas tardes - le hablaba a Daisy que se encontraba distraída bajo el mostrador.

- ¡Hola!, buenas tardes, Tomás está en las regaderas, esperarlo cerca de ahí, no te lo vayan a ganar – dijo Daisy guiñando un ojo.

- gracias Daisy – respondió Carol amable y se encamino hacia las regaderas pero ahora prestando atención a las cuerdas fijas en el piso, pronto estaba justo frente a las puertas y miraba todo su alrededor, viendo algunos chicos atractivos haciendo pesas con playeras que mostraban todos los brazos marcados cuando la puerta de las regaderas se abrió.

- Hola, ¿Caro? - le dijo Tomás a Carol con un poco de vergüenza por no recordar su nombre.

- Carol, hola - contesto ella seriamente.

- disculpa Carol, disculpa mi demora, a esta hora suelo terminar mi ducha después de ejercitar – admitió Tomás agachando la cabeza sin dejar de verla.

- no te preocupes, puedo esperar un poco - sonrió Carol amable.

- bueno comencemos con el calentamiento - comenzó a caminar Tomás.

Tomás le tenía una rutina diferente a Carol para cada día de la semana, estaba siempre atento a que ella realizará los ejercicios bien y se subiera adecuadamente en los distintos aparatos a pesar de las constantes chicas que lo saludaban o buscan repegarsele mientras miraban con cierto odio a Carol, ella por su parte decidió dejar de prestarles atención y en momentos su mirada se perdía al frente sin dejar de ejercitar, también cada tanto se tropezaba o caí sobre Tomás por ir distraída en su trasero. A veces esperando a que Tomás saliera de la ducha algún chico se acercaba a platicar con Carol, hasta que veían a Tomás salir de la ducha, ella no coqueteaba con nadie y a veces notaba una mirada triste por parte de Tomás, pero siempre mostrando su linda sonrisa.

Un mes había pasado, Carol asistía solo entre semana, era viernes, el gym había avisado que el sábado no tendrían instructores pero estarían abiertos, lo cual era extraño para Carol, ella no iba los sábados, pero se preguntaba porque el aviso.

- Hola Carol - dijo Tomás con su bella sonrisa.

- Hola, disculpa, ¿por qué no habrá instructores mañana? - pregunto Carol muy curiosa.

- ¡oh! es que habrá un evento para físico culturistas mañana - contesto Tomás seriamente.

- ¿tú también participarás? – Carol lo miraba sorprendida.

- Yo, quisiera pero necesito un ayudante - admitío Tomás seriamente con un poco de tristeza.

- ¿es difícil ser tú ayudante? - cuestionó Carol curiosa.

- no, bueno creo que no, solo que está vez estoy solo - declaró muy serio Tomás.

- ¿quieres que te ayude? - interrogó Carol nerviosa por lo que acababa de preguntar.

- mejor comencemos a trabajar - sugirió Tomás sonriendo pero con una mirada triste.

- Es enserio, no me molestaría ayudarte, si quieres - sonrió sinceramente Carol.

- lo pensaré mientras ejercitas ¿va? - sonrió Tomás un poco más, era un día normal, ella ejercitaba y las otras chicas saludaban a Tomás, pero nadie preguntaba sobre lo de mañana.

- bueno es todo por hoy - declaró Tomás al final de la jornada.

- estoy libre mañana, ¿quieres que te ayude?, no me molestaría – recordó Carol agitada por el ejercicio.

- me da un poco de pena contigo, apenas me conoces - aceptó él sonriendo nervioso.

- No importa, así podrás participar - animó alegremente Carol.

- está bien, paso por ti a las ... ¿dónde te veo? - dudó sonriendo Tomás.

- ¿puede ser aquí? – pregunto Carol aún agitada.

- ¡no!, ¿dónde vives?, mmm espera te acompaño, saldrás tú y después te alcanzó en la esquina ¿va? - susurro Tomás.

- ok - le dio la mano como despidiéndose y se fue directo a la puerta.

Tomás evadió todo lo que pudo a sus admiradoras mientras se dirigía a la salida también.

- Hasta el lunes Daisy, Bonito fin de semana - dijo Carol antes de salir.

- Adiós linda, tú también - contesto sonriendo Daisy como cada día.

- oye, me duele la cabeza, saldré por unas pastillas - mintió Tomás a Daisy mientras se tocaba su lado derecho y entre cerraba los ojos.

- Claro Tomás, ten cuidado - decía Daisy algo preocupada por él.

Tomás salió del gym y camino a la esquina donde quedó de verse con Carol.

- listo, vamos a tú casa - indicó Tomás emocionado.

- ¿por qué no podríamos vernos ahí? - curioseo Carol.

- Porque está prohibido tener una relación con los clientes – mencionó alegremente Tomás.

- pero ...  – habló Carol sonrojada.

-lo sé, no tenemos una relación, pero si me ven saliendo contigo creerán que la hay y podría perder mi trabajo - interrumpió Tomás un poco más serio.

- está es mi casa - señaló Carol una casa blanca de dos pisos y vistas rojas con portón en todo el frente de la casa.

- estaré aquí a las 2, vístete cómoda, nos llevará toda la tarde, te doy mí número, no lo tengo ahora, solo manda un mensaje por favor - recomendó Tomás con cara triste.

- sí, claro, ten apuntalo - le entrego su celular a Tomás, quién tecleo rápido su número.

- estaré aquí mañana, no olvides el mensaje - recordó sonriendo mientras se agachaba para darle un beso en la mejilla a Carol.

- Claro - el aroma del perfume de Tomás entraba por su nariz mientras sentía el calor de él sobre su mejilla hasta que los labios de él la besaron tiernamente y por unos minutos ella sentía que su corazón se aceleraba más que en cardio, Tomás se separó y corrió hacia el gym diciendo adiós con la mano y con una gran sonrisa en el rostro. Carol entró a casa hasta que ya no lo vio, caminaba como flotando hasta que su hermano Juan le hablo.

- ¿Quién es ese? – pregunto Juan frunciendo el ceño.

- Tomás - contesto Carol todavía embobada.

- No me gustan esos tipos – declaró Juan enojado.

- No me importa que te gusta a ti - admitió Carol haciendo muecas.

- Esos tipos son putos hermanita - espeto Juan en tono de burla.

- Celoso, te dicen - Carol le mostró la lengua mientras subía las escaleras.

- Después no chilles - se escuchó a lo lejos la voz de Juan.

Carol quería contarle a Chiqui pero le metería malos pensamientos y no quería sentirse mal después, decidió darse un baño en donde recordaba una y otra vez el aroma y todo el cuerpo de Tomás, así que tuvo que meter remedio a su entrepierna mientras disfrutaba su baño, logrando unos intensos orgasmos bajo el agua. Carol había enviado el mensaje por la noche a Tomás quién le contesto muy agradecido por todo, ella deseaba seguir platicando con él pero temía verse como las otras chicas, así que se aplacó apagando el celular, ese sábado no tenía curso, así que se levantó tarde, era medio día y ella apenas iba a desayunar, comió un poco de cereal con fruta cuando embobada vio el reloj de la sala, 1:30 pm y ella no estaba arreglada, salió corriendo a darse un baño y vestirse con lo primero que encontró, unos jeans que le quedaban ajustados y una camiseta gris con una calavera, recordó el celular apagado y lo prendió mientras se metía unos tenis blancos, tenía varios mensajes de Tomás.

- Buenos días Carol. – 9 am.

- Espero siga en pie tú apoyo. – 11 am.

- Hola, espero no ser molesto, pero me preocupa que no contestas. -12:30 pm.

- ¿Aún estarás libre? -1:16 pm.

- Iré frente a tú casa, si no sales lo entenderé. -1:45 pm.

- ¿estas? – 2 pm.

El último acababa de llegar y ella salió corriendo a la puerta, diciendo adiós mientras tomaba sus llaves aprisa, frente a su casa había una camioneta de batea azul eléctrico estacionada, Carol intentaba abrir el portón mientras Tomás bajaba de la camioneta para abrirle la puerta, vestía una playera Blanca de mangas cortas y cuello redondo con unos jeans rotos de las piernas mostrando su musculosa morena piel, Carol en las prisas había olvidado una liga para su cabello que aún estaba mojado, mostrando algunos chinos que comenzaban a formarse.

- Buenas tardes - sonrió Tomás mientras se agachaba a darle un beso en la mejilla.

- Buenas tardes – Carol disfrutaba el beso de Tomás para después subir a la camioneta.

Tomás cerró la puerta una vez que Carol se acomodó en su lugar, rodeo el vehículo y subió, se acercó a Carol y jalo el cinturón de seguridad de ella acercando su rostro hasta el de ella, sin percatarse del nerviosismo de Carol le puso el cinturón y luego se puso el suyo para comenzar a mover el vehículo.

- Creí que ya no vendrías - declaró Tomás seriamente mientras manejaba.

- Lo siento, apague el celular y olvide prenderlo al despertar - Carol lo miraba fijamente.

- Me alegro de haber venido y esperarte – opinó Tomás sonriendo.

- Me alegra que lo hicieras también – confeso Carol mostrando alegría.

- mira iremos al evento, atrás está mi maleta, yo la cargaré, tendrás que acompañarme a los vestidores, ahí necesitaré toda tu ayuda, habrá otros más arreglándose y comiendo en los vestidores, necesitare que te centres en mí - indicó Tomás volteando a ver a Carol seriamente mientras esperaban el semáforo.

- está bien, no te preocupes - respondió Carol con una sonrisa.

- después de ayudarme en vestidores podrás ir al frente y ver la competencia, de preferencia llévate mi maleta, estará más ligera entonces, al final ... ¿tienes todo el día libre? - cuestiono Tomás con un rostro muy serio.

- sí, claro, no te preocupes - garantizó Carol.

- entonces iremos a mi casa, e iremos a cenar después – aclaro Tomás esbozando una gran sonrisa.

Pronto llegamos a un lugar de eventos enorme al que no había ido antes, como Tomás dijo estaba lleno de hombres principalmente, también había mujeres todos ellos vestidos en diminutos trajes de baño, entonces vi a otros entrenadores de mi gym, sus cuerpos se veían negros, dorados, o naranjas mientras los rostros tenían su color de piel natural en algunos casos, era mi primera vez en algo así, Tomás me había tomado de la mano para que no me perdiera entre el gentío de los vestidores mientras saludaba a sus conocidos desde lejos, yo intentaba contener mi cabellera suelta, hasta que él logró que le dieran un lugar para arreglarse, tomamos un espacio, a mi alrededor varios hombres en diminutas tangas eran rociados y pintados de cuerpo completo por otros hombres, algunos por alguna mujer que parecía ser su pareja/esposa.

Luis me había contado sobre un lugar lleno de strippers, pero dudo mucho que él haya estado alguna vez en algo como esto, cuando me percate Tomás estaba en un diminuto bikini rojo frente a mí, estaba sacándose la playera sin ver mi rostro de asombro, trague saliva e intente no ser obvia.

- Vas a tener que ayudarme con el bronceado - él doblaba su ropa y la metía con cuidado dentro de la mochila mientras sacaba unas latas de aerosol.

- claro - intenté poner mi cara más seria mientras veía que él agitaba una lata.

- primero rocías todo mi cuerpo, si escurre un poco no temas en esparcirlo – Tomás lo decía mientras tomaba mis manos para que acariciara su duro y musculoso cuerpo.

- está bien - tomé una lata y me fui a su espalda mientras él pintaba su pecho.

- deberás meter tus manos un poco aquí para que se vea parejo - metiéndose los dedos debajo del bikini.

- ok - no podía ni hablar solo de pensar que tocaría todo su duro cuerpo, pero lo peor era evitar ver el bulto del frente de su bikini, así que me dediqué mejor a su espalda y rozar mis dedos suavemente sobre el durísimo trasero que tenía frente a mí.

Entre los dos terminaron rápidamente de pintar el torso y brazos de Tomás. Carol sentía demasiado calor, algunas gotas de sudor caían por su rostro y había olvidado por completo su estorboso cabello ahora completamente rizado y esponjado. Carol sentía muchísimo calor, miraba el cuerpo de Tomás buscando que la pintura estuviera bien esparcida cuando vio el rostro de Tomás.

- parece que todo se ve bien, faltan las piernas – mostró Tomás mientras subía una pierna sobre la banca más próxima.

- ok- Carol dio un trago grande de saliva mientras se ponía de cuclillas y veía lo que más intentaba evitar.

Tomás aplicaba producto en la pierna que tenía levantada cuando de repente Carol sintió que le jalaban el cabello.

- ¡aaaahhh! - Carol tomaba su cabello mientras tiraban de el con violencia.

- Lo siento mucho linda, debiste traer tu cabello amarrado - decía una señora gordita que intentaba despegar el cabello de la espalda de otro hombre.

- Esperen, con un poco de agua, no tiren o la lastimarán - pedía Tomás mientras sacaba una botella de agua con cara de preocupación.

- échale esto, nos ayudó una vez - sugirió un hombre que no lograba ver Carol mientras mojaban su cabello con ambos líquidos.

Tomás se acercó rápidamente a mí, por mi posición su entrepierna quedo casi frente a mi rostro, su enorme bulto me ponía demasiado nerviosa, mejor cerré los ojos y los dejé trabajar mientras sentía como me liberaban poco a poco intentando pensar en otras cosas menos excitantes aunque el calor en mi cuerpo aumentaba cada vez más.

- Listo, ten, es mejor si te agarras el cabello linda, en verdad lo siento – se disculpaba la mujer mientras acercaba su mano a mí.

- Ven, debemos terminar - recordó Tomás seriamente mientras veía a su alrededor.

- ¡hey chica! recuerda lavar tú cabello en cuanto puedas - me dijo un hombre con cuerpo dorado mientras me guiñaba un ojo.

Carol amarraba su cabello lo mejor que pudo sin darse cuenta que sus manos manchadas de pintura lo iban pintando, intento amarrarlo como siempre pero por lo esponjado era bastante difícil, así que quedaron algunos chinos sueltos por toda su cabeza, Tomás no dejaba de verla fijo, no sé imaginaba que su cabellera fuera tan rizada y larga.

- continuemos - indicó Carol con una sonrisa.

- sí, claro - sonrió Tomás mientras se volvía a acomodar, Carol volvió a tragar saliva y se puso en cuclillas a pintar las macizas piernas de Tomás intentando concentrarse en eso, no imaginaba que sus piernas fueran así, aunque en realidad solo tenía ojos para su trasero antes de verlo casi desnudo. Pronto terminaron de broncear todo el cuerpo de Tomás pero Carol decidió poner un poco más de pintura por alguna extraña razón, después se alejó un poco.

- Estás listo - declaró Carol sonriendo.

- Gracias, vamos, te dejo en un lugar seguro y me iré a hacer lo demás – manifestó Tomás mientras la tomaba de la mano nuevamente.

Carol estaba sentada en lo que era un auditorio junto a otras personas, ahora había más gente que cuando llegaron, familias enteras con niños, algunas con pancartas y otros con las manos manchadas denotaban ser ayudantes también. El concurso comenzó, una y otra vez veía hombres o mujeres semidesnudos modelando sus cuerpos y haciendo movimientos que mostraban toda su musculatura en diversas poses, era un espectáculo completamente nuevo, hasta que vio de nuevo a Tomás ahora arriba del escenario junto a otros dos instructores del mismo gym, se veía completamente diferente al modelar para los jueces, las horas pasaron y poco a poco fueron eliminando concursantes en diversas categorías, Tomás había llegado a la final en la suya junto con otros dos tipos no tan altos como él pero uno se asemejaba a los gorilas, su piel casi negra y su cuerpo hinchado, Tomás ganó el segundo lugar detrás del gorila, todos sonreían mientras los fotografiaban, al salir entre ellos mismos se felicitaban, Carol no sabía a donde ir o que hacer, así que siguió a otros con las manos manchadas, hasta que una chica la tocó del hombro.

- ¿Vienes con Tomás cierto? - le dijo una chica morena como de 1.70 con tacones altos que la veía de arriba a abajo despectivamente.

- ¿Lo conoces? - contesto Carol mirando el exceso de maquillaje de la chica.

- Él siempre trae amiguitas a estos eventos, solo quiero avisarte linda, cuidado - advirtió la morena mientras sonreía con cierta malicia.

- No te preocupes – Carol fingió sonreír y empezó a caminar hacia los vestidores.

Carol se asomó en los vestidores pero no vio a Tomás por ninguna parte, escuchaba muchas voces por un pasillo del lado contrario al que llegó, estaba un tumulto de gente aun fotografiando a los ganadores, Tomás estaba ahí sonriendo pero con una mirada perdida en el horizonte. Carol espero pacientemente mirando desde lejos hasta que Tomás pudo acercarse a ella.

- pásame la ropa, por favor Carol - pidió Tomás mientras dejaba sus premios en el piso.

Carol abrió rápidamente el cierre y le dio la playera en la mano, Tomás se la puso tan rápido como pudo, tomo sus jeans de las manos de Carol mientras dejaba su abdomen descubierto, Carol saco los tenis de la mochila para dárselos.

- No, vámonos - ordenó Tomás con cierto enojó mientras recogía sus cosas del piso, llevando el estómago y parte de la espalda descubierta y completamente descalzo.

Tomás conducía en completo silencio aún descalzo, se veía bastante molesto y Carol se sentía bastante incómoda, él había sido igual de caballeroso que antes pero con un rostro serio y en silencio. Tomás salió de la ciudad para después tomar un camino de tierra, condujo por el camino por varios minutos, solo había vacas de un lado y sembradíos del otro, Carol sentía cada vez más miedo sobre todo por el enorme silencio dentro del vehículo. El camino los condujo directo a un área bastante arbolada, en el centro una pequeña casa con varios perros ladrando, reconociendo la camioneta que llegaba. Tomás se estacionó justo frente a la casa mientras alguien salía de ella.

- ¡Hola! - decía un hombre igual a Tomás que saludaba con la mano en alto.

Tomás salió de la camioneta aún descalzo y se fue caminando a otro lugar. Carol bajaba de la camioneta extrañada por qué no sabía qué hacer.

- Hola, soy Tim, mucho gusto - se acercó el hombre de más de 1.90, su piel era más bronceada que la de Tomás pero evidentemente de manera natural, vestía unos jeans manchados de tierra en la parte baja, una camisa abierta con una playera azul debajo y botas igualmente manchadas de tierra.

- Hola, Carol, mucho gusto - dijo acercándose a Tim algo desconcertada.

- Imagino que no ganó, en un rato volverá, perdónalo, es un idiota sin remedio – declaró Tim mostrando una bella sonrisa como Tomás pero sin hoyuelo.

- ganó el segundo lugar en su categoría - anunció Carol mientras veía a la dirección donde Tomás se fue.

- ¡Vaya idiota!, ven pasa, acabo de hacer agua, deja sus cosas ahí, que las cargue él - sugirió Tim mientras esperaba que Carol se acercará.

- Pero soy su ayudante - anunció Carol con cosas en las manos.

Tim se acercó y le quitó todo de las manos aventándolo dentro de la camioneta - listo, eres libre, ven - declaró Tim sonriendo.

- ¿seguro? - preguntó Carol algo preocupada.

- ¡Rayos! ¿el idiota te hizo pintarle el cuerpo? - cuestionó Tim con cara de preocupación y tomándola de la muñeca.

- sí, ¿qué sucede? - interrogo asustada porque Tim ahora la llevaba a rastras dentro de la casa.

- Está madre no se quita Carol - le dijo Tim bastante molesto.

- ¿enserio? - dudó un poco aterrada, pensó en que diría en el trabajo, no tendría como explicarlo.

- maldito idiota, ya verá cuando vuelva - metió las manos de Carol en el fregadero, suavemente las tallo con bastante jabón líquido, después se agachó, agarro jabón en polvo y las volvió a tallar pero no logro quitarle mucho.

- Haz algo, no puedo quedarme así - suplicó Carol con mucha preocupación mirando los ojos azules de Tim.

- Espera, intentemos con alcohol - sonrió Tim mientras secaba sus manos.

Carol se quedó en la pequeña cocina mientras Tim se metía por una de las puertas que había en el pasillo que daba al fondo. Demoró un poco dentro.

- Aquí está, ven siéntate en el sofá - sugirió Tim acercándose a la sala, en sus manos tenía algodón y una botella de alcohol.

Carol se sentó y Tim junto a ella, tomo un poco de algodón, lo lleno de alcohol y tiernamente tomo las manos de Carol para empezar a frotarlas suavemente.

- Dime Carol, ¿eres soltera? - preguntó Tim viendo el rostro de Carol de reojo.

- ¿por qué? - Carol empezó a sentirse nerviosa de nuevo, sobre todo con la intensa mirada de Tim.

- No me digas que el idiota y tú son algo más - expreso Tim con una sonrisa pícara.

- No, solo soy su ayudante, él es mi entrenador nada más - contesto bastante nerviosa Carol sintiendo la cercanía de Tim, mientras acariciaba sus manos manchadas.

- Que bien, entonces, ¿eres soltera? - demandó Tim acercando su rostro al de Carol.

- Si, ¿y tú? - Carol intento hacer su cuerpo hacia atrás, pero el perfume de Tim y esa mirada la tenían hipnotizada.

- Aún no lo sé - Tim acercó aún más su rostro, Carol sentía ahora su respiración sobre su boca.

Tomás estaba molesto por no haber obtenido el primer lugar, sentía que le habían robado el título, pero sonrió como siempre, posando como si no importará mientras por dentro una irá incontrolable deseaba salir, sabía que no podía dejar a Carol ahí, pero solo deseaba golpear su saco de Boxeo hasta que su irá desapareciera, en cuanto llegaron a su casa se fue a descargar esa irá, Tim podría encargarse de atenderla, Rocko su perro lo seguía meneando la peluda cola. Tomás estaba tan frustrado que no sentía la gravilla en sus pies descalzos, llegó al granero y azotó la puerta para entrar, Rocko tranquilamente entró detrás y se acomodó en un rincón a ver el show. Tomás vendo sus nudillos rápido y comenzó a golpear una y otra vez el costal viejo y marcado por los golpes, haciendo que el mismo botara como loco hasta que se cansó, su playera estaba manchada y empapada de sudor, Rocko ladró para hacerle saber su presencia, Tomás decidió volver a casa recordó que Tim podía ser un idiota a veces, y no quería que jugará con Carol. Decidió correr a casa hasta que sintió la grava lastimando sus pies descalzos y caminó lo más rápido que pudo, al llegar a la puerta no escuchaba voz alguna, por el mosquitero alcanzó a ver a Tim casi besando a Carol, a lo que abrió el mosquitero de golpe, haciendo que Tim brincará de la sorpresa.

- ¿Qué haces Tim? - interrogo Tomás mirándolo seriamente.

- Atendiendo a nuestra invitada, grandísimo idiota - contesto Tim sonriendo mientras soltaba la mano de Carol y tomaba la otra para intentar despintarla igual.

- No te hagas el tonto Tim - recriminó Tomás con el ceño fruncido.

- Lo dice el idiota que le mancho las manos a Carol - sonrió Tim.

- Yo, no, es verdad, lo siento Carol – admitío Tomás agachando la cabeza.

- no te preocupes, Tim está ayudándome – respondió Carol sonriendo.

- Carol, debes bañarte enseguida, o tú cabello quedará manchado también - sugirió Tomás en tono suave.

- ¿Mi cabello? lo había olvidado - Carol miraba al piso.

- Puedes usar mi baño Carol, y mi ropa si gustas - declaro Tim con una sonrisa y mirada coqueta mientras le indicaba las manchas en su ropa.

- Es el mismo baño Tim, ven Carol, yo te daré lo que necesites - expresó Tomás acercándose a Carol.

- pero ... - Carol se sentía bastante incómoda y avergonzada de tener que bañarse ahí.

- Ella usará mi ropa, porque la tuya parece carpa de circo, tonto - alegó Tim levantándose del sofá.

- Ven Carol, eres mi invitada - le ofreció Tomás una mano a Carol para levantarse.

Carol tomó la mano de Tomás y lo siguió a su cuarto pasando por otras dos puertas más, mientras Tim entraba en la misma puerta de donde saco él alcohol, que era su cuarto. Tomás saco una toalla, del último cajón de una cajonera saco una playera negra de la mitad del tamaño de Tomás y unos jeans rotos como shorts bastante pequeños, volteo a ver a Carol y registro otro cajón sacando una camiseta pequeña de color blanco.

- espero que esto te quedé - manifestó Tomás dándole la ropa a Carol.

- yo tengo ropa que sí te quedaría Carol - afirmó Tim saliendo del baño con una pícara sonrisa.

- lárgate de aquí - ordenó Tomás mientras lo empujaba a su cuarto.

- solo dale mi ropa, que use lo que le sirva - Tim intentaba estirar su mano con la ropa hacia Carol.

- Tomás, espera, tiene razón - interrumpió Carol sonrojada.

Tomás permitió que Tim le entregará la otra ropa para inmediatamente sacarlo del cuarto y cerrar la puerta del baño por dentro del lado de Tim, volvió a su cuarto entonces.

- ponle seguro a mi puerta, la botella verde desmanchara tu cabello, puedes vestirte aquí - orientó Tomás saliendo del cuarto, e inmediatamente Carol puso el seguro.

- Tim ¿dónde estás? - gritaba Tomás en el pasillo.

- Aquí hermanito - contesto Tim asomándose por su puerta.

- Deja de hacer el tonto con Carol, es mi amiga - advirtió Tomás bajando la voz al final.

- no estoy haciendo nada malo - sonreía Tim.

- gracias por despintar sus manos, pero no quiero que la ofendas Tim - manifestó Tomás con un poco de tristeza.

- Carol es muy guapa, huele rico y me gustó mucho desde que la vi - admitió Tim sinceramente.

- Tú siempre andas tonteando, solo no la ofendas por favor – Tomás miraba seriamente a Tim.

- No lo haría, es una linda chica, y sé que es soltera - declaró Tim cruzando los brazos.

- ¿qué le preguntaste? - se acercó Tomás bastante interesado.

- Sobre su relación, pero dijo que sólo eres su entrenador y era tú ayudante, además de lo anterior - sonrió Tim.

- no te mintió - se acercó Tomás.

- ¿te gusta Carol? - cuestionó Tim frunciendo el ceño.

- No, bueno, es diferente a todas mis clientas, un poco distraída en el gym pero hoy lo hizo todo muy bien, me agrada mucho, creo - contesto Tomás pensándolo bien.

- entonces ¿tengo campo libre? - sonrió Tim.

- No, es mi amiga, solo respétala - Tomás estaba justo frente a Tim mirándole molesto.

- sabes que, tengo hambre, apuesto a que ella también, ¿desde qué hora no comen? -respondió Tim mirando al techo.

- es verdad, fui por ella a las 2, debe tener hambre, ¿qué hay? - dudó Tomás dirigiéndose a la cocina.

- no lo sé, quiero unos tacos, ¿tú qué opinas? - pensaba Tim.

- suena bien pero tardarán un poco, aún debo ducharme y en lo que vamos, es mucho tiempo - Tomás veía la mesa.

- comemos unas botanas en lo que te bañas para ir, quiero saber si Carol jugaría una reta de carreras conmigo - Tim miraba la consola pensativo.

- te vas a picar y yo también querré jugar - advirtió Tomás mientras abría un frasco con nueces peladas en un recipiente.

- le hablaré a Ezequiel, así jugamos todos - sonreía Tim cual niño ilusionado.

- ¿a qué jugamos? – pregunto Carol en el pasillo mientras aún secaba su cabello, se había puesto el Jean roto como short mostrando las piernas desde arriba de la rodilla, usaba la camiseta blanca debajo de una camisa de Tim amarrada a la cintura con sus tenis blancos.

Tomás y Tim se quedaron boquiabiertos, Tomás la veía en el gym pero nunca presto verdadera atención al cuerpo de Carol más allá de su desempeño. Tim por su parte la veía detenidamente.

- ¿Qué sucede? ¿me queda mal? - pregunto Carol agachando el rostro.

- no, todo lo contrario - contesto Tomás sin pensarlo.

- ¿quieres ser mi novia? - cuestionó Tim sin más.

Carol miró a Tomás y luego a Tim sin saber que decir.

- Tim, no seas tonto apenas se conocen, deja de molestarla - objeto Tomás acercándose a Carol.

- Pero lo digo enserio – Tim veía a Tomás con cierto enojó.

- Deja de decirle tonterías Tim, apenas se conocen - Tomás intentaba interponerse entre Tim y Carol.

- Está bien, lo siento Carol, ¿podríamos vernos el próximo sábado Carol? – preguntó Tim de mala gana.

- solo si estoy presente - contesto Tomás.

Carol no sabía que contestar aún pero Tomás volteaba a verla esperando una respuesta.

- está bien, creo - respondió Carol confundida.

- Bueno, ¿jugarías una reta de carreras conmigo Carol? - hay varias botanas dijo Tim mostrando los recipientes de la mesa.

- Lo intentaré pero no soy muy buena jugando, ¿dónde puedo poner esta toalla, necesito una bolsa para mí ropa – manifestó Carol un poco apenada.

- vamos - Tomás jalo una bolsa plástica y la dirigió a su recamara de nuevo en lo que Tim prendía su consola.

En el cuarto Tomás saco ropa para cambiarse mientras Carol guardaba la suya a escondidas, no quería que notarán qué andaba sin ropa interior, sus bragas al igual que el pantalón los había humedecido durante el evento de Tomás y su bra, se había mojado mientras se bañaba por dejarlo mal acomodado, deseaba irse de inmediato pero dudaba que fuera a suceder pronto. salió del baño y choco con Tomás.

- lo siento - expresó Carol estando ambos rostros de frente.

Tomás prestó atención en los bellos ojos cafés de Carol, parecían delineados y sus pestañas largas la hacían ver más atractiva de lo que recordaba, sin pensarlo acercó su rostro suavemente y la beso en los labios. Carol cerro los ojos, disfrutando el contacto de los carnosos labios de Tomás. Repentinamente Tomás se separó de Carol dando un paso atrás.

- lo siento - declaró él admirado de lo que había hecho y continuo su caminar al baño como si nada hubiera pasado. Carol salió del cuarto aún sorprendida por el beso de Tomás cuando Tim apareció dándole un control para jugar.

- Quiero ver qué tal lo haces – Tim la tomo de la mano y la sentó en el sofá, saco una mesita plegable y puso las botanas ahí, después se acomodó junto a Carol y empezaron a elegir los vehículos para jugar.

- ¿qué edad tienes Tim? - pregunto Carol sin dejar de ver la televisión.

- 21 ¿y tú?, si puedo preguntar eso ¿cierto? - Tim miraba a Carol comer algunas nueces.

- si puedes, tengo 23, ¿y Tomás? - dijo completamente distraída

- ¿Él? creo que cumplirá 30 o 29 o tal vez 31, en verdad es viejo - dijo riéndose afanosamente.

- vaya, ¿y a que te dedicas Tim? - volteo Carol a verlo de reojo.

- ¿yo? soy el amo y señor de estas tierras y sus alrededores - contesto Tim cambiando la voz.

- mmm – musitó ella con la boca ocupada.

- Tomás y yo somos huérfanos desde hace 12 años, él debía hacerse cargo de todo pero se le ocurrió fijarse en una tipa "que odiaba el olor del campo" - arremedando voz femenina - y decidió cederme toda la responsabilidad, al final igual lo dejó aún después de conseguir un empleo en la ciudad - contó Tim con cierta molestia.

- ¿ósea que eres agricultor? - dudó Carol.

- mmm algo así, comida no nos falta, dinero tampoco si es lo que quieres saber, solo necesito tú amor y estaré completo Carol - Tim buscaba que ella volteara pero solo veía al frente.

- ¿Tú a qué te dedicas linda Carol? – pregunto tiernamente Tim.

- yo soy administrativo en un banco - contesto Carol.

- ¿En qué Banco?, necesito una cuenta nueva - expresó Tim emocionado.

- yo no puedo abrir cuentas, solo manejo papeleo y capturo datos, algo aburrido - declaró Carol con un dejo de tristeza.

- ¿Qué te gusta hacer?, ¿sabes nadar? – cuestionó Tim con una mirada pícara.

- No se nadar, me gusta ver películas, leer, ejercitar, salir con mi amigo Luis, cosas normales – enumeró Carol cuando comenzaron la carrera de autos.

- ¿porqué con tu amigo Luis? - interrogó Tim llevando la delantera y bastante intrigado.

- es mi mejor amigo, nos conocemos desde hace mucho, es muy divertido y puedo contarle lo que sea, actualmente no vive aquí pero nos vemos cada que viene de visita - explicó Carol mientras rebasaba a Tim.

- ¿quién viene de visita? - encuestó Tomás levantando la ceja.

- Mi amigo Luis – contesto Carol mientras golpeaba el vehículo contra el de Tim para evitar que la rebasará.

- ¿cuándo viene? - averiguó Tomás tomando algunas botanas y llevándolas a su boca.

- no lo sé, aún no me dice – admitió Carol creyendo que seguía hablando con Tim, ya que sus voces eran muy similares.

- Si viene, invítalo a venir - dijo seriamente Tomás.

- claro, yo le diré - sonrió Carol mientras pasaba la meta primero.

- ¡rayos! eres buena - admitió Tim sonriendo.

- Vamos a cenar - indicó Tomás con rostro serio.

- Claro - brinco Carol del sofá cuando vio a Tomás junto a ella, él vestía una playera gris oscuro que enmarcaba sus músculos y unos jeans negros con tenis grises resaltando sus músculos.

Tomás se adelantó a la camioneta que había dejado abierta, abrió la puerta y vio sus cosas dentro, las tomo todas juntas y corrió a tirarlas dentro de la casa, mientras Tim apagaba la consola y Carol juntaba lo que quedaba de botana. Subieron al auto, Carol fue la primera, ayudada por Tomás, Tim se sentó junto a ella mientras Tomás se acomodaba para manejar, sin antes buscar el cinturón de Carol y abrocharlo poniendo nuevamente su rostro junto al de Carol, Tim veía las reacciones de ambos y solo atinó a golpear a Tomás en el brazo para que no continuaran.

- Tengo hambre tonto, ya apúrate - declaró Tim seriamente.

- ponte el cinturón tonto, y nos vamos - sonrió Tomás mientras encendía el vehículo.

- ¿te gustarían unos tacos Carol? - preguntó Tim mientras terminaba de asegurar su cinturón.

- Claro, tengo mucha hambre - sonrió Carol.

- Lo siento - reconoció Tomás mientras conducía al camino.

- Te dije que tendría hambre idiota - expresó Tim intentando alzar su brazo para abrazar a Carol.

- No te preocupes - declaró Carol acariciando la pierna de Tomás con suavidad.

- Yo no dejaría nunca que sufras de hambre - mencionó Tim logrando apoyar su brazo sobre la espalda de Carol.

- No estoy sufriendo - rebatió Carol mientras se estremecía por la situación.

- Deja de molestarla - Tomás giró su rostro mordiendo la mano de Tim rápido.

- ¿Qué haces idiota?, ¡rayos! – Tim jalo su brazo sobando su mano, Carol solo reía por la situación.

- Casi me arrancas un pedazo maldito, mira Carol, ten cuidado con el caníbal a tú lado – observó Tim mostrando su mano a Carol.

- estarás bien, no te preocupes - sonrió Carol acariciando la mano de Tim que no tenía nada.

- llorón - acusó Tomás sonriendo mientras aceleraba.

- ahora ¿cómo comeré mis tacos? – preguntó Tim poniendo su otra mano en la frente.

- ridículo - manifestó Tomás.

- ¿podrías darme en la boca? – cuestionó Tim tomando las manos de Carol.

- No lo hará - contesto Tomás seriamente.

- ella si tiene corazón - Tim miraba a Carol con fingida tristeza.

- si lo haré - respondió Carol cómo un susurro, ambos la miraron y se quedaron callados.

Tim prendió el estéreo y viajaron escuchando la música de Tomás, una mezcla de rock y electrónica mientras salían a la carretera que los regresaba a la ciudad. Una vez ahí Tim sintonizo la radio en una estación de música pop y romántica e iba cantándole a Carol quién permanecía sonrojada. Tomás se limitaba a manejar y de reojo checar que Tim no se propasara con ella, en la taquería Carol le dio de comer a Tim ante la mirada molesta de Tomás, al terminar de cenar la llevaron a su casa y ambos se despidieron de beso en la mejilla, aunque Tim busco besarla cerca de la boca y se fueron. Carol entró a casa, era algo tarde y vestía otra ropa, cuando entro sus padres estaban sentados en la sala esperándola, la vieron de pies a cabeza pero no dijeron nada, Carol solo agachó la cabeza y subió a su cuarto como si hubiera sido regañada, arriba su hermano tenía la puerta abierta esperando verla pasar.

- ¿Ya te decepcionó el putito? - gritó Juan al verla pasar cabeza gacha.

- ¡Que te importa Juan! – vociferó Carol sin volver sus pasos.

- Tarde o temprano lo hará - gritó Juan desde el umbral de su puerta mientras ella azotaba la puerta de su cuarto.

Carol no podía contenerse y le marco a Luis mientras se quitaba la camisa y la ropa para olerla una y otra vez ya que olía al perfume de ambos.

- Hola bella, ¿qué tal tu fin? - contesto Luis alegremente.

- No vas a creerlo Chiqui - dijo Carol completamente emocionada.

- ¿Ya cogiste?, ¿con quién?, ¿cómo la tiene?, ¿lo hace rico?, cuéntame, cuéntameeee - chillaba Luis.

- No, yo no soy como tú Chiqui – respondió Carol olisqueando la ropa.

- ashhh que decepción, entonces ¿qué pasó? - cuestionó Luis aburrido.

- mi entrenador es físico culturista - declaró Carol.

- Hay chica, eso es de lo más común - observó Luis.

- me llevo al concurso como su ayudante tonti - aclaro Carol sonriendo de oreja a oreja.

- ¡maldita!, tanta carne magra y tú qué no quieres probar, ushh como te envidio - recriminó Luis con cierta rabia.

- Tomás se llama mi entrenador, me besó en los labios aunque después se disculpó, tiene un hermano igual de guapo pero menos musculoso que me pidió ser su novia ...

- novia, ¿enserio? ya tienes novio ¿entonces? que bueno chica - interrumpió Luis.

- no tengo novio, Tomás nos dijo que apenas nos conocemos y yo no supe que contestar, Tim es tan sexy como Tomás, parecen gemelos pero son muy distintos, me divertí mucho con ambos, y su aroma Chiqui, me excitan tanto los dos, me paralizó cuando se acercan a mí, Tim estuvo a punto de besarme pero Tomás lo impidió ...

- Ese Tomás te trae ganas linda, hazte la difícil, ¡ah nooo!, mejor la fácil para que te cojan ya - sugirió Luis riéndose.

- Tuve que bañarme en casa de ellos y me prestaron ropa de ambos Chiqui - continuó mientras aspiraba la ropa con la nariz - estuve en el cuarto de Tomás y me masturbe en su cama - confesó Carol.

- Que pervertida, aunque yo me habría cogido al Tomás bebe, y ¿qué más?, ¿cuándo los verás de nuevo? - pregunto Luis con malicia.

- No quedamos en nada, a Tomás lo veré el lunes en el gym pero no creo que cambie su forma de actuar conmigo. Pero si llegaras a venir de visita, estás invitado a ir a su casa - sonrió Carol.

- No tengo fecha aún cariño, además ¿a qué iría?, no creo que alguno de ellos quiera divertirse conmigo - contesto Luis gimoteando.

- Lástima, te extraño mucho Chiqui - manifestó Carol tristemente.

- Y yo a ti, pero así es la vida, allá no podía prosperar y aquí tampoco pero cojo mucho - aclaró Luis a carcajadas.

- Te amo Chiqui - respondió Carol riendo.

- Yo también hermosa, pero debo irme, luego hablamos mua mua - Luis colgó el teléfono.

El domingo paso y no hubo mensaje alguno por parte de Tomás, así que Carol pretendió que no pasó nada, el día Lunes cuando lo volvió a ver Tomás se portó como siempre, Carol fingió que no le importaba y así continuaron toda la semana, era Viernes de nuevo, todo fue normal entre ellos así que Carol perdió toda esperanza de verlos de nuevo, estaba encerrada en su cuarto escuchando música cuando tocaron a su puerta.

- Carol, te busca un chico muy guapo abajo - dijo la madre de Carol muy sonriente cuando ella abrió la puerta.

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