El efecto Mateo y la fórmula del éxito

El efecto Mateo y la fórmula del éxito

Mar 25, 2021

Porque al que tiene,

más se le dará y tendrá en abundancia;

pero al que no tiene,

aún lo poco que tiene se le quitará.

Mateo 25:29

 

La realidad, no profeso ningún credo religioso, soy producto de mi generación (la X) y derivado un evento traumático en mi infancia (la muerte de mi padre), abandoné la fe católica en la que fui formado, aunque, aquí entre nos, tampoco fui muy creyente de niño, a pesar de tener un tío sacerdote (orgullo de la familia paterna) y de haber sido educado en la tradición católica, porque eran los 1980´s en México y en ese entonces no había muchas opciones para elegir donde poner mi fe.

 

En fin, lo que quiero señalar es que a pesar de no profesar doctrina religiosa alguna, en algunas partes de los textos sagrados como la Biblia o el Corán podemos encontrar abundante sabiduría ancestral que se vuelve muy actual, basta ver el versículo con el que inicia esta publicación.

 

Si revisas por un momento las palabras de Mateo y analizas el contenido con extremo detalle, podrás apreciar la paradoja que encierra en sí misma, “a quien tiene, más se le dará” y “quien no tiene, aún lo poco que tiene se le quitará”.

 

¿Qué significado profundo encierra esta frase?

¿Son las personas talentosas quienes tienen la posibilidad de recibir el tipo de oportunidad que lleva al éxito?

¿Los menos talentosos, están condenados a oportunidades de segunda o tercera categoría?

¿Existe una relación directamente proporcional entre el talento, la oportunidad y el éxito?

¿A mayor nivel de desarrollo de un talento, mejores son las oportunidades que conducen a un mayor éxito?

 

No se ustedes, pero, últimamente me lo he estado preguntando, y más, cuando derivado de la pandemia y mi ingreso al 4to piso (42 años cumplidos y contando), reviso en mi persona la correlación entre mis talentos, las oportunidades que se me han presentado y los éxitos que he tenido.

 

La respuesta a esta cuestión siempre es enteramente subjetiva, para mí el éxito es masivo, es un éxito, estilo Michael Jackson, un éxito planetario, eres exitoso si tienes los equivalentes en talentos, premios, reconocimientos y trayectoria del rey del pop, puedes poner a la estrella que tú quieras, al personaje histórico que desees o a quien tu consideres que tiene este tipo de éxito masivo. (se me ocurren tres más: Pedro Infante, Michael Jordan y Barack Obama).

 

¿Por qué hablar de un éxito masivo?

Porque me permite entonces establecer ciertos paralelismos entre el talento, la oportunidad y el éxito. Y escribo oportunidad, porque quizá a los más quisquillosos les moleste bastante que en lugar de oportunidad le llame “suerte”, ese debate lo dejo para otra ocasión.

 

Lo que quiero resaltar es la correlación entre talento, oportunidad y éxito, que pone a los “talentosos” en un nivel superior, nivel en el que los menos talentosos no pueden ingresar y al no poder ingresar, tampoco se abren las puertas del tipo de éxito que acompaña ese talento superior.  

 

El sociólogo Robert Merton, llamo “el efecto Mateo” a esta correlación directa, que atribuye al efecto de la acumulación de bienes, riqueza o fama y de cómo se sigue acumulando aún más por el solo hecho de poseer ese efecto; por ejemplo, son los ricos y “super ricos” quienes obtienen mayor dinero y ventajas fiscales que un profesionista independiente, micro o pequeña empresa, el estar en la “cima de la colina”, no solo les permite tener una visión mayor del paisaje, sino ser el primero en recibir los beneficios del sol, aire y lluvia por así decirlo, ¿vieron la película “El Hoyo” en Netflix?

 

Los ejemplos sobran, los mejores estudiantes son quienes acceden a mejor educación, siempre y cuando se cumpla la relación directamente proporcional entre talento, oportunidad y éxito, la combinación de estas tres da la jugada ganadora, si existe talento, pero no hay una oportunidad no se completa la tríada.

 

Malcolm Gladwell en su libro “Fuera de serie” refiere que el éxito es una suerte de “ventaja acumulativa”, colocando el ejemplo de los jugadores de hockey profesional, cuando niños, se descubre que tiene un “talento” para el hockey, si bien es un talento en ciernes, pero por ciertas características destacan por encima de otros niños, se le brinda a ese niño, futuro profesional del hockey, la “oportunidad” de desarrollar su talento, lo mismo pasa con todos los atletas de alto rendimiento, la “oportunidad” que se le brinda a ese niño es una oportunidad especifica que lo pondrá en el carril del desarrollo de ese talento destacable.

 

Entonces podemos ver al “efecto Mateo” como un fenómeno de ventaja acumulativa, remitiéndonos a la frase bíblica: “al que tiene, más se le dará”. Buscando una analogía con lo mencionado por Gladwell, se descubre, por ejemplo, que un cierto niño tiene el talento de una “locomotora de vapor” y destaca de entre los demás niños; posteriormente se le brinda la oportunidad para que desarrolle ese talento “locomotora” y llegue a ser un “tren supersónico”.

 

Cualquier talento posible en cualquier persona, necesita la oportunidad para desarrollarse, sin embargo, es cierto que no todos los talentos tienen las mismas oportunidades.

 

Gladwell, señala lo que se necesita para ser un fuera de serie y es que se deben tener los ingredientes del éxito: pasión, talento y esfuerzo, y añado dos más: suerte (bueno, está bien, llámale oportunidad) y perseverancia.

 

Incluso me aventuraré a elaborar mi propia fórmula, ¿Por qué? pues porque puedo, total ya paso el 2020. La fórmula del éxito:

Éxito = (Talento + Pasión + Esfuerzo + Perseverancia) Oportunidad

 

A ver si entre el amado y respetadísimo público lector hay un experto en matemáticas o matemático, el que gusten, aquí no discriminamos sino tiene título en matemáticas. Voy a explicar la fórmula para ver si lo que quiero decir coincide con lo que acabo de mostrar, mi talento no es precisamente el mundo matemático, pero hago lo mejor que entiendo.

 

La fórmula del éxito o los ingredientes del éxito (como si de una receta habláramos) se conforman por el descubrimiento del Talento, más la Pasión o amor por ese talento, lo que nos lleva a realizar un Esfuerzo directo o indirecto por desarrollar ese talento y el último elemento de ese grupo es la Perseverancia, la  perseverancia es la “llave de la oportunidad”, si nos encontramos desarrollando demasiado tiempo ese talento, es altamente probable que la oportunidad se presente, la Oportunidad, multiplica todos los elementos del grupo.

 

Ahora bien, ¿cuánto tiempo, debemos ser perseverantes?, y la respuesta, con todo mi cariño es: ¿No lo sé?, así entre interrogantes.

 

Considera que un atleta olímpico pasa cuatro años de su vida entrenando de lunes a sábado entre 8 y 12 hora diarias, para competir en las justas olímpicas a lo sumo quizá una hora o menos tiempo, en ese momento se define si gana la medalla de oro o tendrá que volver a entrenar los siguientes 4 años para las próximas olimpiadas.

 

En muchas ocasiones la oportunidad se le ha presentado a gente con talento y sin talento por igual y creo que ya sabemos la respuesta a uno u otro grupo, lo más importante es que existen diferentes tipos de oportunidades en función de nuestro nivel o grado de desarrollo del talento, cuando la oportunidad es mayor que nuestro talento, es una señal para seguir desarrollándolo, cuando la oportunidad es menor a nuestro talento, resulta divertido pero no representa un reto, y cuando la oportunidad corresponde en grado de desafío al nivel de nuestro talento, es entonces cuando la magia ocurre.

 

Recuerda, lo único que requieren nuestros talentos es la oportunidad para desarrollarse y seguirse desarrollando hasta que logremos el éxito que deseamos. No hay oportunidades únicas hay una serie infinita de oportunidades que van cambiando, y nuestro talento va en desarrollo, por no decir que va cambiando, desarrollo es cambio, de un estado anterior con ciertas características a un estado nuevo con otras características.

 

Por último, regreso la pregunta anterior: ¿Cuánto tiempo, debemos ser perseverantes? Llegados a este punto, SÍ tengo una respuesta y te la voy a escribir, pero en el siguiente artículo.

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