Donde hay gritos, no hay verdadero conocimiento.
Los gritos cierran la puerta al verdadero conocimiento, esto se aplica tanto como a las parejas como a las relaciones entre individuos, hombres y mujeres, tan pronto como aparecen los gritos la capacidad de razonar desaparece poco a poco.
Por ejemplo, en una de mis relaciones pasadas los gritos eran cosa del día a día y ahora que veo hacia atrás puedo ver con claridad que este periodo en mi vida ha sido uno en los que menos he aprendido en todos los aspectos.
Es muy importante aprender a escuchar y dejar que la otra persona hable, esa es una de las enseñanzas del libro "Como ganar amigos e influir en la gente" de Dale Carnegie. Al escuchar, uno automáticamente fuerza a la mente a razonar más lo que escucha antes de responder con la opinión propia. Y si la otra persona dice algo ofensivo escuchando y analizando se puede evitar escalar a los gritos, aunque déjame decirte que para mí hacer esto es muy difícil, tal vez un año atrás puedo decirte que era imposible no escalar a los gritos. Pero también puedo decirte con orgullo que estoy mejorando en ese aspecto, gracias a lo que aprendo todos los días, leyendo filosofía en este camino a la superación propia.
Te animo a reflexionar en esta frase y en muchas otras cosas que pueden impedir la entrada de la luz del conocimiento a tu corazón, realmente hay muchísimas: vecinos, gritones, gente racista, noticieros amarillistas, etc. Al final, después de pensar mucho y discutir el tema con personas que saben de la vida, he llegado a la conclusión que hay que seguir el camino estoico y mantener la calma del espíritu, siempre que haya necesidad de gritar, es necesario mantener la calma, respirar y no dejarse tirar por las emociones de aquí para haya.
Una abrazo y que tengas un lindo día.